Felipe Ramos Pis, hijo de
Manuel Ramos Collazos y de
Antonia Pis aprendió el oficio de impresor trabajando en el taller familiar, firmando entonces algunos trabajos hasta llegar a él este negocio por herencia. Lo traslada entonces al nº 29 de la calle del Marqués de Mirabel. La imprenta pasa, en los años finales de 1880, por una etapa de gran rendimiento en gran parte motivado por el desarrollo del proceso judicial que tuvo lugar en Plasencia, popularmente conocido como el de “El Muerto Resucitado”. Serán sus hijos, Manuel y Ángel, los continuadores de la saga familiar, ya en calle de Zapatería 42.