Antonio Sanguino Gallego, hijo y aprendiz del impresor placentino,
Pablo Sanguino Liberal, llegó a Cáceres como agente de la Policía Nacional. En 1949 ya tenía abierta la imprenta y librería conocida bajo este apellido en General Ezponda 2. Sería por poco tiempo ya que al encargarse de gestionar la Delegación de Apuestas Mutuas de Cáceres hizo que traspasara dicha imprenta a
Manuel Sergio Dorado en 1964.