Nació "con el noble deseo de que el Conservatorio Municipal de Música de Mérida pueda expandir su propia voz y expresión, sin cerrarse en los límites de su recinto, y para que su mensaje y pensamiento se proyecten y viertan al exterior de manera clara y directa" (nº 0). El primer número contó con las firmas de Esteban Sánchez, Carmelo Solís, Francisco Carmona, Manuel Domínguez Merino y Juan Pérez Ribes, entre otros.