Es una muestra de la individualidad de
Eduardo Sánchez Garrido que ante la aparición este periódico explicaba que era "deber nuestro ineludible, de imparcialidad e igualación, si esta palabra nos es lícita, apartarnos en un todo de los derroteros seguidos hasta hoy por la mayoría de las periodísticas publicaciones, igualmente políticas que religiosas, filosóficas y literarias, todas ellas, a nuestro humilde parecer, deficientes en extremo con relación al objeto capital de la moralización humana…", al mismo tiempo ofrecía sus columnas a quienes deseasen utilizarlas "para la defensa, propaganda o desenvolvimiento de sus aspiraciones e ideales filosóficos, políticos, religiosos, materiales y morales, como quiera que estos sean. Las Antorchas, por lo tanto, no será otra cosa que un campo o torneo en el cual, todo justador, será admitido a luchar con su adversario" (nº 1). Sánchez Garrido dirigió este semanario en sus primeros cuatro números y, al cesar éste, por propia voluntad, le sucede
Fernando Becerra Pino y finalmente
Emilio Pérez Morales. El Avisador de Badajoz del 23 de febrero de 1888 llama "Farov" al periódico Las Antorchas y lo tilda de "Judas" por servir a sus lectores "fiambres negativos" como el de considerar un bien la abolición de la Santa Inquisición.