Comenzó saliendo una vez a la semana bajo la dirección de
Miguel Pimentel, titular de la escuela pública de niños del Hospicio de Badajoz. En 1881 se subtitulaba Revista Pedagógica-Administrativa, dedicada a los intereses del Magisterio y de la Primera Enseñanza. Pimentel publica
Las cartas abiertas sobre la enseñanza laica, lo que perturba la salida del semanario durante el mes de agosto. Reaparecerá en septiembre con el nombre de Nuevo Magisterio Extremeño para burlar una prohibición judicial y, según reza su cabecera, redactado por
Anselmo Arenas,
Loreto María Algora (también actúa de administrador),
Manuel Sánchez Navarro,
Walda Lucenqui y
Luciana Casilda Monreal. Vuelve a ser El Magisterio Extremeño en enero de 1882. En 1886 será Magisterio Extremeño Onubense, y en 1891 vuelve una vez más a su primitivo título. En mayo de 1899 se funde con el
Boletín del Magisterio, dando lugar al Boletín del Magisterio Extremeño. Publicó artículos que ponen de manifiesto las preocupaciones de los maestros de la época. Para Pecellín Lancharro (
El Krausismo en... , p. 74)"se trata, probablemente, del órgano de prensa que más contribuyó a difundir ese krausismo difuso del que participaron la mayoría de las mentalidades avanzadas del siglo XIX".