Las interrupciones, debidas a la censura, que sufrió El Eco de Badajoz dieron lugar al cambio de cabecera por lo que en 1868 salió con el título de El Eco de Extremadura; en 1881 se convierte en defensor de los liberales monárquicos y después pasaría a semanario. El ser un periódico político no le impidió reflejar en sus páginas las creaciones literarias de los escritores pacenses o las crónicas de festejos populares. La parte literaria, para la que contó con notables escritores, estuvo dirigida a partir de 1872 por los redactores de El Pabellón Extremeño, periódico que se refundió en El Eco en dicho año. El fallecimiento de su director, José Santamaría Navarro encaminó sus últimos meses de 1893 hacia el partido fusionista bajo la dirección de Casimiro Lopo Molano (Crónica de Badajoz, 23 de julio de 1892, p. 3). La Región Extremeña (1 de enero de 1893, p. 3) anuncia su desaparición definitiva.