Convencido de las bondades de las aguas medicinales, el médico
Rafael de Cáceres propagó las de San Gregorio en Brozas (Cáceres) de cuyo balneario era médico-director. Según el prospecto anunciador, el boletín contaría con colaboradores de notabilidad en el campo de la Medicina y divulgaría los anales de la medicina homeopática y los establecimientos de aguas minerales existentes en la provincia de Cáceres, señalando su análisis químico y las enfermedades en que pudieran tener aplicación positiva (BOPC, 10 de mayo de 1854, p. 4).