El almanaque también respondía a la costumbre de la prensa local de regalar a sus suscriptores un “almanaque de cartera”. Generalmente salía bajo la misma cabecera, solo alterada en el año al que se dedicaba. El de mayor número de páginas, al incluir, intercalados con anuncios, trabajos literarios, pasatiempos, etc., salía a la venta. Se trata de publicaciones funcionales y atractivas por sus alicientes literarios, artísticos y tipográficos. En este caso es realizado por los redactores del periódico placentino
El Extremeño y operarios de su imprenta.