El propósito de este Catálogo lo configura su título y el soporte que lo sustenta, significados ambos en un campo temático, el de las publicaciones periódicas extremeñas (1908-2018): tallar una nueva herramienta al servicio de quienes se sientan interesados por estudios que incidan sobre todo en la historia de la prensa en Extremadura. A pesar de lo concreto de este contenido, creemos conveniente hacer algunas precisiones. Así, hemos considerado publicaciones periódicas a las que responden, precisamente, al hecho de ser públicas y de ser seriadas. Consideramos asimismo que son extremeñas las publicaciones editadas e impresas en Extremadura y también las que, siendo editadas fuera de este territorio (Región Extremeña, Madrid, 1979) e incluso de la nación (El Eco de Extremadura, La Habana, en 1892), han tenido como destinatario a un colectivo extremeño. El marco cronológico que abarca tal herramienta viene determinado por el año de aparición, 1808, de Diario de Badajoz, primer periódico extremeño hasta ahora conocido, y por la del cierre, 2018, de este trabajo. El catálogo recoge cientos y cientos de títulos de publicaciones periódicas extremeñas de tipología diversa, movidas por ideas diferentes, de variada temática, de intenciones, de carácter oficial y particular, de calidades periodísticas y literarias diferentes, oportunistas o consecuentes, de vida larga o brevísima... Lamentablemente no de todas se conservan ejemplares. De algunas sólo podemos dejar constancia de que existieron. Digamos también que las entradas del catálogo son los títulos de las publicaciones, no las publicaciones en sí. Así, si una publicación ha cambiado de título a lo largo de su vida aparecerá generalmente bajo los que haya tenido. De la misma forma, un cambio de época que vaya acompañado de cambios significativos puede determinar una nueva entrada (para ambas normas hay alguna excepción en el caso de cambio apenas significado o de publicaciones recientes). De cada título el lector encontrará un resumen, una ficha, de estructura organizada con datos que fijan su identidad de manera inequívoca y abierta a las posibilidades de búsqueda de información en base a criterios diversos, así como a referencias cruzadas y enlaces; añadimos un comentario, presente solo en algunos casos, que recoge otra información sobre la publicación que pudiera resultar de interés. Ha sido este fichero el depósito de nuestra memoria, nuestro cuaderno de ruta, imprescindible guía. A continuación se relacionan y comentan los asientos que conforman la ficha.
Título
Es esta parte de la cabecera la que hemos utilizado para organizar y nombrar, incluso a través del orden alfabético, las publicaciones de este catálogo. En la nómina de títulos destaca la reiteración aunque pertenezcan a épocas y lugares distintos. En ocasiones el título se ha visto cambiado, bien porque pasan a una nueva época y son objeto de remodelaciones, bien para sortear la aplicación de la censura o bien, simplemente, porque a los responsables no parece gustarles el elegido inicialmente (El Buscapié de Plasencia se transforma en su segundo número en La Unión). Otras veces es consecuencia de la fusión de dos periódicos de similares intenciones e intereses (la de El Magisterio Extremeño y Boletín del Magisterio da lugar a El Boletín del Magisterio Extremeño). En este repertorio los títulos se mencionan tal como fueron impresos en su momento. Incluso aquellos que salieron con la ortografía de su época (Gazeta de Extremadura), excepto en dos periódicos (El Regenerador Estremeño, El Estremeño) que hemos normalizado en beneficio de clarificar su búsqueda.
Subtítulo
Su existencia no es obligada (Los Españoles, bisemanario cacereño de 1842), sin embargo es más persistente en el siglo XIX y en parte del siguiente. Puede decirse, en términos generales, que con él se pretendía indicar el carácter y contenido del periódico, sin embargo los subtítulos se caracterizan por no ajustarse en la realidad a esta concordancia, y también por estar sujetos a metamorfosis originadas por las circunstancias en que se desenvuelve la publicación (cambios en la dirección, censura, remodelaciones, falta de madurez de los propios responsables...). A veces son muy amplios, o muy ambiciosos (Diario de Badajoz, de 1882, ostenta el de Periódico Político, Científico, Literario, Mercantil, Industrial y de Anuncios). Luego, ya en el siglo siguiente, ante una cierta apetencia de información y la salida de periódicos de más consistencia, posibilidades y alcances (Noticiero Extremeño, El Adarve, El Noticiero, El Bloque...), el subtítulo se reduce. Hoy día, el bagaje de palabras que subtitula a un periódico es escaso, y así, los dos periódicos diarios extremeños actualmente en circulación, El Periódico Extremadura y Hoy, llevan como subtítulo un escueto “Diario Regional”.
Localidad
La mayoría de las publicaciones aquí referenciadas han surgido en la geografía extremeña. De ellas, aproximadamente, el 51,8% corresponden a la provincia de Badajoz y el 45,8% a la de Cáceres. El resto, minoritario, se reparte entre las editadas en Madrid, Barcelona y fuera de España. La edición de periódicos no es algo privativo de las ciudades extremeñas más importantes. Y si no, ahí está el ejemplo de la localidad cacereña de Serradilla, con trece periódicos editados entre 1889 y 1932, siendo el último de ellos, El Cronista, buen reflejo del quehacer periodístico y editorial de Agustín Sánchez Rodrigo, que contribuyen a dibujar la mentalidad de su población en un tiempo. Hay algunas publicaciones en las que ex profeso se omite el lugar de edición tal vez por cuestiones políticas o de supervivencia (El Guerrillero Carpetano o Extremadura Libre), algo propio de la prensa clandestina; en otros casos se debe al hecho de que, la propia publicación no recoge en sus créditos este dato en ninguno de los números consultados. Ante estas situaciones hemos tomado la localidad del taller de imprenta en que se edita.
Tipo
La publicación periódica ha recibido a lo largo del tiempo diversas denominaciones: papel, hoja impresa, hoja volante, periódico, diario... Gil Novales (Las Sociedades Patrióticas..., II, 983), refiriéndose al trienio constitucional, considera que “papel, folleto y periódico, son, en la época, términos sinónimos”. En la misma prensa extremeña, y en épocas más avanzadas, pueden encontrarse situaciones de perplejidad a este respecto, y aún más, polémicas sobre el concepto de periódico y de revista. Sin participar de estas polémicas, en este trabajo figura una tipología de las publicaciones periódicas extremeñas consecuente con la forma de denominación de la propia publicación, y así, cada una corresponderá al tipo que le adjudicó su editor o, en todo caso, sus lectores. Estos tipos, claramente diferenciados entre sí, lo que no es óbice para ser discutido en algún caso, son los siguientes: Periódico, Revista, Boletín, Guía, Hoja y Fanzine. Más argumentada, y compleja, sería la tarea de una clasificación según el contenido que ofrecen tales elementos informativos, entre otras cuestiones por su carácter efímero y en consecuencia de precaria representación en bibliotecas y archivos institucionales y privados. El lector que concurra a la cantera de las publicaciones periódicas extremeñas que se conservan encontrará entre datos y noticias dispersas una temática variada que hemos articulado en los siguientes apartados: Noticias, Política, Literatura, Profesional y Miscelánea.
Periodicidad
La periodicidad en estas publicaciones es el elemento más inestable a pesar de estar fijada en la cabecera desde su primera salida. Mantener la periodicidad indicada fue ejercicio complicado posiblemente por ser más vulnerable a cuestiones de mantenimiento, en especial a la precariedad económica, el desgaste, el traslado e incluso fallecimiento, de su más directo responsable, así como la gran dependencia de la colaboración de escritores voluntarios. La frecuencia es muy variada: diaria, semanal, mensual...; también dos o tres salidas semanales, dos, tres, cuatro, cinco o seis números al mes..., etc. En ocasiones no estarán marcadas por el tramo temporal, sino que dependerán de otras circunstancias, incluidas las relacionadas con la censura y la voluntaria irregularidad, manifiesta rebeldía juvenil (“saldrá cuando Dios quiera”, “cuando se pueda”, “cuando el tiempo lo aconseje”, “cuando nos dé la gana”). Lo cierto es que la variación provoca en ocasiones interpretaciones confusas a la hora de enmarcar cronológicamente la existencia de una publicación si no tenemos otros datos.
Época
Hemos considerado conveniente diferenciar las distintas etapas en la vida de una publicación siempre que ha sido posible, es decir, cuando así se reconoce en su cabecera. Una nueva época puede ser producto de una remodelación del periódico que puede afectar a su estructura, a la empresa editora, al ajuste o desvío de determinada idea, o, simplemente, a su reaparición después de un tiempo en que no salió a la luz pública. La experiencia nos ha enseñado que una nueva época o etapa no siempre va seguida de renovación o de cambio.
Primera fecha
Fue norma generalizada en el siglo XIX anunciar la salida del nuevo periódico mediante el prospecto, declaración formal de intenciones por parte de los editores y al mismo tiempo una carta de presentación de la publicación. Avanzado el siglo XX el prospecto, ya olvidado, tuvo su relevo en la publicación de un número 0, sobre todo en revistas. Y no es lo mismo, aunque ambos presenten elementos comunes como el de justificar la necesidad de su existencia y su finalidad de servicio a la sociedad. Por otra parte, entre el nº 0 y el nº 1 parece que se estableciera una especie de competencia por la primogenitura. Con frecuencia el nº 0, por desaparecido o ignorado, está ausente en las colecciones que de tal o cual título se conservan como completas. Para evitar confusiones nos hemos detenido solamente en la primera fecha en la que vio la luz para señalar la primera salida.
Última fecha
También son varias las causas que imposibilitan la permanencia de un periódico en el tiempo y decretan su cierre o su inmediato reemplazo por otro. Comenta en 1900 la Revista de Extremadura: “Duran lo que el verdor de las eras y mueren abrumados por tanto y tanto suscriptor honorario” (t. II, pág. 91). Efectivamente, el primer mal que les aqueja es la falta de liquidez: las suscripciones, a pesar de ruegos y amenazas, no se abonaban y lo mismo ocurre con la publicidad que figura en su última página (Cáceres Taurino, 1915). Causan bajas el desacuerdo de la empresa o del grupo editor, la inmadurez y falta de cálculo previo de sus responsables (Hispania, en 1922), la carencia de medios, el escaso ambiente cultural local con el consiguiente desajuste en la relación lector-prensa, la actuación de la censura, civil o religiosa, la falta de calidad de los números publicados (El Zurriago), el traslado a otra localidad de los responsables más directos (El Curioso Averiguador de Valencia de Alcántara) o la desaparición del aliciente que motivó la salida de la publicación (El Centenario, 1906). En ocasiones ha sido complicado, y en otras imposible, determinar el último número editado de una publicación, ya sea porque no se conserve la colección completa, ya sea porque no hayamos conseguido, caso de existir, localizarla, y, sobre todo por la variada casuística que acompaña a la desaparición de las publicaciones. Incluso producido el cierre definitivo y anunciado (El Bloque, 1919), se ha perdido en la memoria colectiva su reaparición años después. Por ello decidimos incluir en nuestra ficha de trabajo un nuevo elemento orientativo sobre el tiempo de aquella publicación, ante la ignorancia de las fechas que enmarcan su existencia, en el que nos consta su presencia.
Números editados
La duración de cada uno de los periódicos o revistas aquí consignados puede contarse tanto por los años de existencia como por los números editados. Sin citar a las más antiguas, es decir, los boletines oficiales de la provincia o de los obispados, publicaciones como Crónica de Badajoz, Diario de Badajoz, El Noticiero, o el actual decano de la prensa extremeña, El Periódico Extremadura, contaron y cuentan con bastante edad y miles de números publicados. En el otro extremo, puede hablarse de títulos que sacaron un solo número: El Zurriago no encontró, al parecer, quien editase el siguiente; El Folklore Frexnense publica su número 2 como El Folklore Bético-Frexnense; los fanzines desaparecen tras corto recorrido; el revuelo que levantó en el pueblo de Serradilla la publicación de El Abanico impidió su continuidad. También algún ejemplo de los de matiz satírico, tan poco formalista en terrenos de periodicidad, por olvido o cansancio no sacó su segundo número, como ocurrió con Las Tijeras. En otras ocasiones fue propósito el publicar un único número, caso entre otros de La Prensa Provincial Asociada (1891), que imprimió una tirada especial en seda natural al precio de cinco pesetas el ejemplar.
Tirada
Una de las características de la prensa de provincias del XIX es la de su corta tirada, consecuente con el número más o menos reducido de lectores e impresa en máquina plana, precisamente por resultar más económica en este tipo de tirada. La Revista de Extremadura (1899-1911) mantuvo una edición de 375 ejemplares por número, y aunque tal elemento no permite conocer el número de lectores, sí que puede resultar indicativo del número de suscriptores en el caso de esta publicación, una de las más prestigiosas de Extremadura. La tirada más corta que figura en este repertorio es de un ejemplar, en cierto modo obligada al tratarse de una publicación manuscrita (Asociación de Cáceres, de 1813). Cuando en el siglo XX surge el periódico de empresa, que depende ya de una audiencia que lo sigue y mantiene y que cuenta con adecuados medios económicos y técnicos, se logra aumentar la tirada abaratando costes (La Montaña, Hoy, Diario Extremeño...). Serán los fanzines, discutido producto de contenido variado, realizado por y para la juventud, aparecidos en las últimas décadas del siglo pasado, las publicaciones de tirada más corta.
Suscripción
Ante la perspectiva de fundar un periódico lo razonable sería hacer cálculos previos de carácter económico, aun cuando no se persiga su rentabilidad en este aspecto. Sin embargo, esta previsión no es frecuente en las publicaciones extremeñas del siglo XIX e incluso del siguiente, en las que el presupuesto económico o no se hace o es posterior a la fundación. Periódicos hubo que dependían para su desenvolvimiento de los ingresos que proporcionaban por una parte la suscripción, único sistema de venta, por otro, la publicidad que siempre figuró en última página, y cuya recaudación generó problemas al no aliviar los costos a los que había que hacer frente. Esta situación no solía darse en la publicación de carácter institucional, profesional o asociativo, sostenida con presupuestos del organismo editor, ni en las más importantes del siglo XX (Noticiero Extremeño, La Montaña, Extremadura, revista Alcántara…); en ocasiones se impuso la suscripción obligatoria aunque con cargo a presupuestos determinados más o menos oficiales (Acción, Boletín de Educación...). El periódico de empresa ya con un público abonado, formaliza las suscripciones y pone a la venta el número suelto (mediante el reparto a domicilio, el voceador callejero, el correo postal o en el kiosco, establecimiento público). Como es natural, exentas de dificultades en este sentido están las publicaciones de carácter gratuito y de distribución más directa: El Abanico era leído en voz alta a quienes se congregaban los domingos en la escuela de Serradilla; la Hoja Parroquial de Alcandoria estaba al alcance de la mano para los parroquianos del pub "Alcandoria"; Diario Extremeño se enviaba puntualmente a instituciones y particulares ... Otras publicaciones, generalmente de carácter literario (Anaconda, Aguas Vivas...), no salieron a la venta sino al intercambio con otras editadas en provincias. La revista Alminar se distribuía juntamente con el número correspondiente del diario Hoy al precio habitual de este.
Difusión
Las publicaciones extremeñas, con raras excepciones, pecan en general de localismo. Dejando aparte otros factores, vías de comunicación regionales malas y escasas y las tarifas postales, que encarecían aún más el coste del periódico, quizás la cortedad de pretensiones por parte de sus responsables impidió ampliar horizontes. Hemos considerado el ámbito de difusión (relativo, pues el periódico llega hasta donde hay un lector que lo solicita) ateniéndonos a criterios de espacio físico, de forma que hablaremos de difusión internacional, nacional, regional, provincial, diocesana, comarcal, local y parroquial. En este sentido, una de las publicaciones periódicas extremeñas más internacional, a pesar de su corta tirada, ha sido la Revista de Extremadura (1899-1911), que sobrepasó en su tiempo el espacio imaginado por sus nueve fundadores.
Imprenta
Los estudios de Barrantes y de Rodríguez-Moñino acreditan la existencia de la imprenta desde tiempos tempranos en algunos lugares de Extremadura. Es lógico, pues, que el primero de los periódicos extremeños, Diario de Badajoz, apareciera allí donde había instalada una imprenta. Y también lo es que, precisamente por carecer de ella, en 1813 Cáceres publicara, manuscrita, su primicia periodística, Asociación de Cáceres. Hay constancia de que Miguel de Burgos era en 1822 impresor del Real Acuerdo de la Audiencia de Extremadura, y de que Lucas de Burgos, su hermano y primer impresor del Boletín Oficial de Cáceres, en 30 de octubre de 1824 exigía los derechos de impresión, 16 maravedís por pliego, a las autoridades destinatarias. De entonces acá, desde la composición manual, letra a letra, hasta la aparición de las primeras rotativas, las imprentas y firmas comerciales se han sucedido; algunas fueron notorias por su permanencia en el tiempo, por la personalidad de su dueño, por las tertulias que en ellas se formaban con lo más granado de la política o de la cultura local, y, sobretodo por la alta calidad de los trabajos tipográficos. Y no se puede dejar de citar la imprenta de Jiménez, en Cáceres, regida sucesivamente por tres generaciones, la que estableciera en Serradilla el esfuerzo y la voluntad de Sánchez Rodrigo, “El Progreso” de Antonio Arqueros y la de Claramón en Badajoz, entre tantas otras. Hubo publicaciones que fueron reeditadas fuera de la región (Almacén Patriótico), y periódicos que contaron con imprenta propia y rara era la que no incorporaba los servicios de encuadernación y librería. Del mismo modo que en siglos pasados ya iba unida la condición de mercader de libros y la de impresor, ahora se reconoce que la de autor e impresor forman un tándem que siempre augura bonanza y aleja la sombra de ver paradas las máquinas. Factores diversos hacían parar las máquinas: la carencia de papel (A. G. V.), huelgas de tipógrafos, la ausencia de encargos de la administración en determinadas épocas del año, la competencia en los precios (en 1925 Cáceres contaba con 5 imprentas en funcionamiento), la censura…y hacían mella en la plantilla de trabajadores.
Tamaño
En un principio estuvo condicionado por la máquina y efectos de que se disponía en el momento, el tamaño del pliego a imprimir respondía a sus exigencias. Normalmente la estructura y composición del periódico venía marcada por el primer número, patrón por el que podía suponerse que iban a regirse los sucesivos. Sin embargo, la realidad es que se modificará su fisonomía cuando los medios lo hacen posible para ajustarse a otros gustos o a otras necesidades e incluso seguirá modas: se abrirá por su margen izquierdo, que no es lo habitual, o se aumentará su superficie hasta llegar al incómodo tamaño "sábana" (El Noticiero), o por el contrario se reducirá, eso sí, añadiendo más páginas a las cuatro habituales, hasta llegar al de revista (El Montero Extremeño). Y siendo la portada el escaparate de la propia publicación, se tuvo en cuenta este aspecto, y no sólo por razones estéticas sino por propio instinto periodístico, y así se impuso que los anuncios publicitarios no debían aparecer en primera página. La presencia del folletín en la tercera o cuarta trató de dar más amenidad a estas páginas. Hoy día es habitual en la prensa el tamaño tabloide y un número de páginas superior a veinte.
Directores
Prensa y literatura parecen no sólo compatibles sino complementarias en la prensa extremeña del siglo XIX e incluso en gran parte del siguiente. Quienes redactaron entonces eran, en su mayoría, personas vinculadas al mundo de las letras, por eso no ha de extrañar que la publicación periódica fuera un panel ideal para que el escritor manifestara su espíritu curioso y activo al mismo tiempo que maduraba el instinto periodístico. La profesión de periodista era muy precaria, no gozaba de tal consideración al carecer de normas de regulación laboral y de mecanismos de protección en todos los sentidos. La única organización que podía velar por sus intereses era la Asociación de la Prensa, de aquí el deseo, desde los últimos años del siglo XIX de una asociación de periodistas en ambas provincias extremeñas. Ocasiones hubo, y de ello no escasean los ejemplos en este catálogo, en que el promotor de un periódico acaparaba casi todas las funciones del mismo. Ahí está, por mencionar uno, el caso de Juan Daza Malato, fundador, editor, director, único redactor, gacetillero y hasta anunciante en su propio periódico, El Regenerador Extremeño (1852-1856). Cierto que, al no existir el periodista como tal profesional, ni estar los géneros periodísticos definidos, las páginas se rellenaban siguiendo la pauta de otras publicaciones planteadas por quienes demostraron no tener pereza a la hora de escribir. Años más adelante la propia publicación mencionará la existencia, además del director y el administrador, de un redactor-jefe, de redactores, e incluso un secretario de redacción y corresponsales, en ocasiones con carácter más figurativo que real, pues no constituirían plantilla propia y fija en tanto no formaron parte del presupuesto del periódico. Hubo directores que solo figuraron para ocultar la personalidad de quien verdaderamente dominaba y dirigía desde las sombras. En otras ocasiones fueron dos o más quienes tuvieron a su cargo al mismo tiempo tal función. Es notorio el uso del pseudónimo, casi de obligado cumplimiento, y su presencia es significativa hasta bien entrado el pasado siglo tanto en prensa como en revistas. Hemos tratado de identificar la personalidad que parece ocultar cada uno tras tal antifaz con el fin facilitar el reconocimiento, el talento individual y colectivo, del pueblo extremeño.
Fondos
Las colecciones más importantes de publicaciones periódicas extremeñas se encuentran en centros oficiales y privados. La Biblioteca de Extremadura, las Bibliotecas Públicas del Estado conservan fondos antiguos y reciben legados y depósitos de donantes particulares, así como del Depósito Legal; gran parte de ellos hoy digitalizados y colgados en la red. Igualmente las de las Diputaciones Provinciales son receptoras de estos materiales que tratan de completar y aumentar mediante la compra en subastas y en librerías de anticuarios de ejemplares raros, incluso únicos. Por otra parte la hemeroteca del Complejo Cultural "Santa Ana”, en Almendralejo, cuenta con una importante recopilación de ejemplares originales y microfilmados de las publicaciones periódicas extremeñas de todo tiempo; la del Monasterio de Guadalupe contiene sobre todo una representación destacada de la referida a Cáceres; del mismo modo que la Biblioteca de la Diócesis de Coria-Cáceres y el Archivo Municipal de Cáceres; igualmente la Municipal de Madrid conserva fondos, provenientes quizá de la colección de prensa placentina que formara en su día Joaquín Rosado Munilla, o la Biblioteca Nacional; e interesantísimos y relativos a Badajoz son los fondos que ofrece la hemeroteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz … Lamentablemente las colecciones completas son escasas, reflejo de una desconsideración hacia este material que ha llevado con resignación el calificativo de fungible o caduco que, por otra parte, no se vio privado del expolio. La acción protectora de estudiosos y profesionales facilitó que algunas muestras de tan valioso material hoy podamos consultarlas y disfrutarlas. Así, la propia Revista de Extremadura, a través de Sanguino Michel, manifestó su interés por recoger y conservar en la Biblioteca Pública cuantas publicaciones periódicas extremeñas se recibían en su redacción con miras a formar lo que podría ser en un futuro la Hemeroteca Extremeña; en 1901 Gabriel Llabrés desde su cátedra en el Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres, reclamaba que “… de hoy en adelante se guarden escrupulosamente formando colecciones completas y que se encuadernasen por volúmenes o por años todos los periódicos a que esté suscrito este Instituto”. El bibliotecario Marcelino Gutiérrez del Caño, se encontraba en 1904 enfrascado en determinar “la ordenación y clasificación y catalogación de los periódicos y revistas -por desgracia, incompletas en su mayoría que en la misma [Biblioteca Pública de Cáceres] se custodian, de los que a nuestra región se refieren” (El Noticiero, nº 258, 9 de febrero de 1904). En 1949, se refleja la misma preocupación en las conclusiones de la II Asamblea de Extremadura que aceptó la idea propuesta por Fernando Bravo y Bravo de crear la Hemeroteca Regional Extremeña. Hoy día Prensa Histórica, digitalizados sus fondos, se ha convertido en la hemeroteca indispensable para el investigador, una magnífica herramienta, dotada de notables mecanismos de búsqueda.
Agradecimientos
Los autores de este Catálogo de Publicaciones Periódicas Extremeñas desean expresar su gratitud a quienes desde distintos ámbitos han contribuido a su gestación y desarrollo: en primer lugar a los profesionales responsables de los depósitos documentales, bibliográficos y hemerográficos, significado en las personas de sus directores: Carmen Fuentes Nogales (Archivo Histórico de la Diócesis Coria-Cáceres); Fernando Jiménez Berrocal (Archivo Histórico Municipal de Cáceres); Esperanza Díaz García (Archivo Histórico Provincial de Cáceres); Joaquín González Manzanares (Biblioteca de Extremadura. Badajoz); Isabel Luna, Mª Jesús Santiago (Biblioteca Pública “Rodríguez-Moñino/Mª Brey“ de Cáceres); José Peñafiel Castaño (Biblioteca Municipal “Juan Pablo Forner” de Mérida); Padre Sebastián García (Biblioteca del Monasterio de Guadalupe); Biblioteca Nacional; Carlos Dorado (Biblioteca Municipal de Madrid); Lucía Castellanos (Hemeroteca de la R. Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz); Carmen Fernández-Daza Álvarez (Hemeroteca “Marqués de la Encomienda” en Almendralejo); Juan Valadés (Museo Provincial de Cáceres). José Álvarez Sáenz de Buruaga (Museo del Arte y Cultura Visigoda de Mérida). A los gestores y mantenedores de ese bien indescriptible que supone la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. A quienes legaron sus valiosas colecciones de periódicos y revistas a las instituciones de nuestra comunidad: Vicente Barrantes, Vicente Paredes Guillén, Tomás Lanuza, Emilio Herreros, Pedro Romero Mendoza, Rodríguez-Moñino, Germán Sellers de Paz, Rafael García-Plata y Quirós…. A todos y a cada uno de los autores de excelentes trabajos publicados sobre la prensa y la imprenta extremeña: Vicente Barrantes, Román Gómez Villafranca, Jesús Rincón, Joaquín Rosado Munilla, Germán Sellers de Paz, Antonio Carretero Melo, José Antonio Sánchez de la Calle, Fernando T. Pérez González, José Luis Gómez Subías… Al profesor Rodríguez de las Heras que desde la Universidad de Extremadura apoyó desde el primer momento la elaboración y publicación de un catálogo de publicaciones periódicas extremeñas. A José T. Nogales que coordinó y compuso el primer libro que estrenó las nuevas tecnologías en el campo de la edición de la comunidad extremeña. A Fernando T. Pérez González, impulsor de la investigación de la imprenta en Extremadura, catalizador de la fuente hemerográfica, y a Miguel Hurtado Urrutia, siempre abierto y generoso que puso a nuestro alcance su valiosa colección de piezas únicas. A Cecilia Martín Pulido por su generosa aportación en la localización de las imágenes gráficas que figuran en este trabajo. Especialmente al Laboratorio de Edición Digital (LED) que animó y apoyó desde un primer momento la reelaboración del catálogo en este formato digital. A Ángeles Ferrer, directora del Servicio de Bibliotecas de la Universidad de Extremadura por su estímulo y apoyo al proyecto; y muy especialmente a la Universidad de Extremadura que ha considerado la documentación hemerográfica en su justo valor y al Catálogo de Publicaciones Extremeñas (1908-2018) merecedor de esta edición.