La metáfora arquitectónica puede explicar cualquier sistema, cualquier estructura que se precie, pues no deja de ser una expresión proyectada en el espacio y en el tiempo. Han transcurrido tres décadas desde que se dibujara el plano de este proyecto por vez primera. Un trabajo de investigación que ha pretendido ser minucioso y que desde el principio ha requerido el manejo de una ingente cantidad de datos, algo que hubiera resultado casi imposible de acometer si no fuera por la construcción de una presa, es decir, el diseño de un sistema capaz de contenerlos.
Treinta años en los que se ha ido adaptando y amoldando con flexibilidad a los nuevos tiempos. Comenzó su andadura como un modesto catálogo, más tarde se vistió de libro y ahora su destino está en la nube. Sin embargo, el espíritu que lo impregna, la argamasa que le da consistencia y lo mantiene unido como un todo, sigue siendo el mismo que describió Antonio R. de las Heras en el prólogo de aquel volumen publicado en 1989 y que él mismo, de alguna manera, ayudó a edificar.
Hay holgura en este espacio para que se haya producido, a lo largo de todos estos años, el encuentro y la colaboración de diversos actores procedentes de ramas académicas diversas, desde el campo de la investigación a la trinchera tecnológica. Una heterogeneidad que lejos de suponer un problema, sin duda, ha ayudado a enriquecer y hacer crecer la idea inicial del proyecto trayéndola hasta este siglo XXI con esfuerzo y con mucho entusiasmo.